Vale do Guadiana y el Pulo Lobo

El Vale do Guadiana es un Parque Natural, está hacia el sudeste de Portugal,en el Alenteijo, junto a la frontera hispano lusa. Su principal y más conocida y visitada población es la histórica Mertola, en el corazón del parque, dominándolo desde su imponente castillo. El Parque es una penillanura, lo que supone que no tenga elevaciones importantes, lo que no le resta ni un ápice a su belleza. Ahora, después de tan intensas lluvias y tras los días soleados que hemos tenido el Parque ofrece visiones espectaculares.


Puede parecer que el verde lo invade todo, pero conforme uno se va adentrando en su interior, lo primero que me llamó la atención fueron las flores blancas de la jara, ahora casi en su apogeo. Pueden verse por todas partes, a lo lejos, cubriendo lomas, enmarcando las pistas que recorrí,... y junto a ellas, en la zona más despobladas, una capa multicolor de pequeñas flores configura la típca estampa de la dehesa en primavera, donde las encinas ceden  su  protagonismo visual.



Ese ha sido el destino en la ruta de hoy. Ya visité y recorrí parte del Parque en otro momento, pero no estuve en uno de sus principales atractivos. El paraje está recorrido por el rio Guadiana y, dada la naturaleza geológica del lugar, el curso del rio sufre un encajonamiento abrupto, produciendo una  pequeña cascada entre rocas de variadas y curiosas formas. Tal vez la cascada, por sí sola, no resulte espectacular; pero, como sucede tantas veces, si la unimos al entorno, el conjunto sí .Esa cascada y su entorno se llama el Pulo do lobo" (salto del lobo). Además, como esto es una crónica de un viaje en moto, creo que es adecuado citar ahora el tópico de que lo importante es el viaje, no el destino.

Pues bien, en el viaje se centra el resto de mi escrito y las fotografías que lo acompañan. En mi caso, lo inicié en Badajoz pero sea cual sea el punto de partida, siempre que esté más al norte que el parque, el primer destino y puerta de entrada al lugar es la localidad de Serpa. Desde ella nace una carretera que lleva casi al lugar de destino, a unos veinte kilómetros en dirección sur. Esta carretera, se convierte en pista de tierra faltando unos 3,5 km. para el desvio hacia la cascada; pero es una pista ancha y sin dificultades, a excepción de una o dos curvas cerradas en un tramo de pendiente; pero superables con casi cualquier moto.

Aspecto de la pista que lleva a la cascada.

La misma pista y una muestra del entorno.


Llegados al desvio para la cascada (señalizado en la pista principal) se inicia un tramo bellísimo de 2 km. por una pista más estrecha, pero también fácil para motos. De hecho, cuando regresaba ví a dos coches tipo turismo que estaban haciendo la pista; para cruzarnos tuve que apartarme yo porque el camino no era suficiente para ambos vehículos.

Segundo tramo de la pista, más estrecho.
Junto a la casa abandonada. Cerca de la plataforma.
Vistas antes de llegar a la cascada.

Finalizado este tramo, y tras rebasar una casa abandonada que estará a nuestra derecha, llegaremos a una pequeña plataforma donde los conductores normales aparacaremos bajo una encina; los más intrépidos pueden continuar unos metros más abajo hasta otra plataforma a la que se accede por una trialera que a mí me asustó y ni me planteé bajarla. Si lo hizo un ciclista con una BTT, pero, claro, ahí tenía ventaja.

Esta es una vista deconjunto del "pulo do lobo". A partir de aquí hay que bajar andando.
Esta es la senda que hay que bajar andando. Donde indica la flecha están los aparcamientos del otro lado.
Bajo la encina donde indica la flecha está la moto y allí hay que subir. También pueden verse las piedras sobre las que hay que andar.

Desde aquí ya podemos observar el paraje en su conjunto y oiremos el rugir de la cascada. Pero queda bajar andando sorteando unos trescientos metros de bajada vertiginosa (que luego habrá que subir). Una vez abajo estamos al mismo nivel del agua, pero nos separarán de la orilla unos cincuenta metros plagados de rocas pintorescas y puntiagudas que son unos de los atractivos del lugar. Se pueden andar entre las rocas, aunque con cierta dificultad. Lo mejor es rodearlas y dirigirse directamente hacia la cascada. Una vez allí, lo siguiente será sentarse y mirar al rio y oir sus aguas embravecidas, sin pensar en la subida alpinística que nos queda.

Después de todo esto, llegamos a dónde queríamos llegar:


Todo el esfuerzo anterior es para llegar aquí, al salto del lobo.
Al fondo puede verse el camino por la margen derecha, el que tiene aparcamiento a escasos metros del mirador.




Un par de consejos: es preferible dejar los cascos arriba antes que portarlos en la mano (como mucho en mochila) y las botas: deben permitir andar entre rocas y por arena.

Desde la orilla en que estamos, aparte de observar el entorno, podemos ver a a turistas en la margen opuesta, en la derecha, con sus coches aparcados a escasos metros del mirador. Este es un dilema que tiene que plantearse el visitante: elegir la margen derecha y llegar cómoda y directamente o elegir la margen izquierda, sufrir un poco y, a cambio, haber transitado por unos de los recorridos más bonitos del parque.

El regreso se hara desandando el camino hasta la pista principal y una vez en ella girar a la izquierda para regresar a Serpa o continuar por la derecha unos kilómetros más de pista hasta enlazar con la carretera.
En esta ocasión hice el regreso buscando entrar en España por la localidad portuguesa de Barrancos. Aquí me permito un inciso para decir que si se dice que Monsanto es el pueblo más portugués de Portugal, yo diría que Barrancos es el pueblo más español de Portugal. volviendo a la carretera,... hice este itinerario de regreso porque quería recorrer, otra vez, una preciosa carretera: la que une Vila Verde de Ficalho con Sobral y que después enlaza con la de Barrancos, a la que se accede atravesando una abrupta sierra.


A estas alturas de la ruta, paro en un merendero junto a Barrancos para comer y después iniciar la parte española del recorrido.

Parque da Merendas. Con Barrancos al fondo.
Ésta se inicia en Encinasola, provincia de Huelva, teniendo como primer tramo una  vieja y abandonada carretera que parte en dirección Jerez de los Caballeros. La llamo carretera por abreviar, pero, en realidad, es una mezcla de camino de tierra, de asfalto y  de gravilla, socavada cada pocos metros y con una capa de piedras sueltas semejantes a canicas; es decir, tiene lo peor de la carretera junto a lo peor de las veredas. Pero no me cogió de sorpresa, yo sabía esto y quise conocerla. Fueron unos 10 km. muy lentos por medio de la sierra.

Estado de la "carretera-pista" que se menciona.


Cuando dejé este tramo me alegré de iniciar el siguiente por una pista de tierra donde las cosas están claras, no hay engaños  y sé cómo conducir. Lo malo es que está pista finalizó porque en medio de ella estaban varios ejemplares de un animal a medio camino entre un manso cabestro o un toro, toro. No quise descifrar el enigma y regresé por donde había venido.

Ahora estoy en la zona llamada Dehesas de Jerez, en mitad de la sierra, en un punto intermedio entre el triángulo formado por  las localidades de Jerez, Oliva de la Frontera y Zahínos, siendo éste mi próximo destino, pero por pistas; así que inició una que allí me habría de llevar después de unos 15 km. La primera mitad de este recorrido fué por un camino estrecho, entre cercas de piedra seca, con algún pequeño banco de arena y algún barro residual, pero poca cosa. Más temía yo el hecho de estar navegando de memoria, sin saber muy bien si estaba en la pista correcta; pero, sorprendentemente, mi TomTom reconoció estas pistas y me guió. El principal obstáculo en esta primera parte no fué la arena, ni el barro, ni las piedras y hoyos,... sino los toros. Circulando yo pendiente del camino y, como dije antes, entre paredes de piedra, me ví, de pronto, a escasos 30 ó 40 metros de dos toros, toros; estaban cada uno a un lado del camino por el que yo tenía que seguir, mirándose y mugiéndose, siendo lo único que los separaba de mi una pared que me pareció que les llegaba a las rodillas; dejaron de mugir y me miraron, los miré y busque con la mirada alguna vía de escape que no había; dejaron de mirarme y se pusieron a comer; aceleré y pasé; miré por el retrovisor y allí seguían. Quizás sea una tontería y nunca estuve en una situación apurada, pero si hubiera habido manera de dar la vuelta, lo hubiera hecho, como lo hice un rato antes. Finalizada esta primera parte del camino, enlazo con una pista rápida, de las de poner cuarta, y llego a Zahínos.
Unos momentos antes de esta foto ocurrió el incidente de los toros.  En este momento estaba medio perdido.
Los toros a una distancia prudencial.  Véase el tamaño de la pared que se supone tiene que contener a 500 kg. de toro.
La última parte del recorrido consistió en hacer un enlace por carretera hasta la localidad de Acehuchal, desde donde tomé otra pista hasta San Benito. Resultó ser otra pista rápida que discurrió, otra vez, entre fincas ganaderas con reses de lidia (decir, que estoy en una zona "muy torera") y caballos.

La última pista fué así, empeorando después un poco; pero fácil siempre.
Así finalizó la jornada, concluyendo con unos 400 km. totales, de los cuales unos 50 fueron "trail". en esta ocasión no dispuse de cámara de fotos y hube de utilizar el teléfono, de ahí que no pudiera haber plasmado en imágenes algunas cosas que digo.


En los enlaces de la derecha se puede acceder a esta ruta y descargarla. Muchas gracias por haber leído estas líneas y, como siempre, si te ha gustado puedes decírmelo con un comentario, o si quieres alguna información más, de la misma manera, o recomendándosela a tus amigos mediante los botones de más abajo.
Saludos.

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